¿En qué consiste un equipo de alto desempeño?

Nos gustaría analizar en qué consiste un Equipo de Alto Desempeño (EAD). Para ello trataremos como ejemplo el equipo de dirección del Centro Integrado de Formación Profesional “Don Bosco” de Errenteria, compuesto por diez personas, dirigidas por Juan Carlos Lizarbe, con el que llevamos trabajando un año.

Cuando los conocimos, tras la primera sesión, les preguntamos que en qué querían que les acompañáramos, ya que observamos su manera de funcionar y comprobamos que era realmente buena.

En las primeras observaciones identificamos rápidamente algunos rasgos como equipo que hacen que obtengan resultados por encima de la media. Os contamos algunos de ellos.

Su humildad. Eran muy conscientes de que, aunque había aspectos que funcionaban bien, querían mejorar en otros. No querían relajarse con lo que estaban haciendo, identificaban espacios de aprendizaje y también sabían que iban a incorporarse personas nuevas al equipo, con lo eso suponía en términos de acogida, de integración, de compartir conocimientos y de apertura a lo nuevo. Ya se estaban preguntando qué podrían aportar a las nuevas incorporaciones y viceversa.

Su humildad. Eran muy conscientes de que, aunque había aspectos que funcionaban bien, querían mejorar en otros.

Su capacidad de escucha. En los debates sobre varios temas que querían mejorar (gestión de conflictos, delegación, desarrollo de su equipo, forma de coordinarse, etc.) los comentarios habituales de casi todos sus componentes eran: “después de escucharos, creo que tenéis razón en lo que proponéis”, “me habéis convencido”, “es super interesante eso que comentas y amplia mi mirada”,” después de lo escuchado, cambio de opinión”. Todas ellas son expresiones propias de un equipo con una alta capacidad de escucha desde el respeto, la complementariedad y la apertura a lo diferente. Ahí pudimos identificar que se producían múltiples cambios en las personas, aquello de que cuando uno está en una conversación de un Equipo de Alto Desempeño, sabe cómo entra pero no cómo sale.

Su capacidad de escucha. Los comentarios habituales de casi todos sus componentes eran: “después de escucharos, creo que tenéis razón en lo que proponéis”, “me habéis convencido”, “es super interesante eso que comentas y amplia mi mirada”,” después de lo escuchado, cambio de opinión”

Sus conversaciones están caracterizadas por una danza equilibrada entre la indagación y la proposición, la entrega mutua y continua de feed back sobre el trabajo que realizan, la toma de decisiones consensuada y la gestión fluida de las tensiones del día a día.

Conversaciones que se caracterizan por ser una danza equilibrada entre la indagación y la proposición, la entrega mutua y continua de feed back, la toma de decisiones consensuada y la gestión fluida de las tensiones diarias.

A día de hoy, en muchas de las reflexiones que están llevando a cabo, ya están abriendo el debate sobre la necesidad de nuevas incorporaciones al equipo directivo que introduzcan el saber hacer y el sentir de las nuevas generaciones que van llegando al centro. Preguntas como ¿cómo nos hacemos cargo de lo nuevo que viene? ¿cómo podríamos equilibrar la sabiduría de lo antiguo con la frescura de lo nuevo? Para nosotros ya están dirigiendo su mirada hacia otro de los rasgos de un EAD, el domino de la renovación. Adelantarse a lo que va a llegar y hacerlo desde una perspectiva de apertura e innovación, cuidar que las personas aporten a la organización y al desarrollo del plan estratégico, aunque suponga salir del espacio de confort que genera tener un equipo estable en el tiempo.

Son un equipo complementario, con talentos diferentes. Cada persona aporta al equipo y al centro desde su saber hacer, con una mirada abierta y con mucha consciencia de la necesidad de la opinión de las otras personas para completar la globalidad.

Son un equipo complementario, con talentos diferentes

Se atreven a hablar y opinar integrando que sus puntos de vista son diferentes, pero se sienten totalmente libres y respetadas en su individualidad, sabiendo que sus aportaciones benefician a la totalidad del equipo. A esta capacidad la llamamos enfoque múltiple y esta forma de estar se traslada al resto de la organización.

Por último, queremos destacar las emociones que les caracterizan. Empezando por el respeto y la humildad, ya comentadas anteriormente, y continuando por la ilusión y la ambición por ser un centro de referencia; la apertura al aprendizaje como camino y la positividad realista de sus planteamientos.

Con todos estos elementos han sido capaces de crear un espacio de seguridad psicológica en el que cada persona crece profesional y personalmente, clave fundamental para crear un equipo de alto impacto.

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