Donde ponemos el foco, ponemos la energía
En las organizaciones, como en la vida, ponemos nuestra atención en unos temas y no en otros, en cuestiones que nos pasan, en emociones que vivimos. ¿En qué tienes tu atención en el confinamiento? ¿Dónde está tu foco la mayor parte del tiempo? Estamos en situación de alarma y cada persona puede elegir dónde poner su energía y foco.
Muchas veces no somos conscientes de lo que pensamos, simplemente ocurre. Dejamos que la atención a lo largo del día sea involuntaria, es decir que flote, sin control. Dejamos que el pensamiento vaya dispersándose en relación a los eventos que acontecen.
Sin embargo, la mente es maravillosa y la atención puede ser voluntaria. Podemos enfocar hacia lo que queremos que sea importante, hacia los proyectos relevantes, hacia relaciones que queremos cuidar. Conseguir que la atención sea voluntaria tiene claros beneficios, permite que no estemos pensando en lo que nos pasó, atrapados en una emoción tóxica y tampoco que estemos pensando todo el tiempo en el futuro, soñando. La atención voluntaria permite poner foco, respirar y mirar lo que es importante, y sobre todo estar presente en lo que queremos estar.
La fortaleza mental que hoy necesitamos tiene que ver con enfocar para vivir en el espacio que queremos habitar. La energía que tenemos está puesta en lo que enfocamos, y esta nos permite respirar de otra manera, fluir y construir los proyectos que hoy necesitamos.
Diseñemos los espacios, los proyectos, los vínculos, los propósitos, el ecosistema que queremos para nuestras vidas y organizaciones y hagámoslo enfocados en nuestra fortaleza mental.
“No puedes parar las olas, pero puedes aprender a surfear”
Jon Kabat-Zinn