La inteligencia creadora
La inteligencia creadora
En A&Q creemos que nuestro crecimiento profesional pasa por convertir nuestra experiencia en método de trabajo y confeccionar herramientas innovadoras que lo faciliten y lo enriquezcan.
La sistematización de nuestra experiencia la basamos en la observación al detalle de todo lo que acontece en cada sesión, de la reflexión y de la transformación de las conclusiones.
En todo este proceso hemos detectado muchos elementos valiosos a tener en cuenta, pero quizás uno de los más importantes sea la necesidad de detenernos para contemplar las dinámicas internas del equipo porque son las que nos permiten encontrar evidencias que más tarde podremos tener en cuenta en los procesos.
Ese tiempo necesario de reposo es lo que nos ha permitido ver el trabajo sutil, no escrito, no sistematizado, no previsto pero presente, que estaba madurando y configurándose en un proceso creativo.
Detenernos nos permite integrar la información recibida y posicionarnos frente a la realidad observada desde donde podremos pasar a la acción.
Nos referimos a la capacidad de pasar de un nivel reactivo, en el que la acción surge inesperadamente, a otro pro-activo, donde la acción es fruto de un diseño inteligente y de decisiones equilibradas entre la subjetividad personal y la objetividad colectiva.
El salto de lo reactivo a lo proactivo requiere un sano equilibrio entre lo que vivimos de manera interna (la visión) y lo que vivimos externamente (la misión); precisa del desarrollo de competencias conversacionales, emocionales y corporales y sobre todo, exige la habilidad de entrar y salir a voluntad de las experiencias y decidir cuándo alejarnos del camino.
Esto es lo que denominamos “crear la acción”, porque nos permite generar nuevas realidades. Es, a nuestro juicio, una de las características más importantes de la capacidad creadora de una organización.
¿Reconoces esta capacidad en tu equipo?