Salir o quedarse
Ganas de salir, miedo de salir, preocupación de salir, angustia por salir, anhelo de salir, curiosidad por salir, impulso de salir, alegría de salir, inquietud por salir, esperanza de salir…
Quedarse, sentir que no necesito salir, preguntarse para qué, obligarse por el trabajo… El síndrome de la cabaña está presente. Este síndrome aparece en época de confinamiento y habla de los miedos a relacionarnos, a enfermar, al trabajo presencial, a coger un medio de transporte, a relacionarse con personas conocidas, miedo a enfermar. El síndrome de la cabaña es una consecuencia “natural” tras pasar un periodo de tiempo confinados.
Las conversaciones que tenemos estos días nos muestran la diversidad de sensaciones, percepciones, sentimientos, emociones que nos ocurre ante la posibilidad de salir. Queremos validar cualquier opción, aceptarla y reconocerla para poder crecer desde ella.
Sientas lo que sientas, la compasión contigo mismo/a es indispensable para rebajar los niveles de tensión y acogerte en lo que te esté ocurriendo. Pararte, reconocer lo que te pasa, respirarlo y tener la compasión suficiente para mirarte con ternura, para sentirte y confiar.
La compasión con nosotros/as mismos/as y con las demás personas puede ser la llave para abrir la puerta y salir. Y la puerta quizás sea la esperanza. Sentir la esperanza que da sentido a la vida, sentir que tenemos un para qué, sentir el impulso de querer realizar proyectos que hoy cobran un sentido especial. Ir a por ellos.
“Siempre parece imposible hasta que se hace” Nelson Mandela